El profeta Isaías anuncia fertilidad y abundancia… de consuelo, de luz. Fertilidad y abundancia que sucederán con inmediatez a la súplica: «apenas te oiga, te responderá».
Pero esperar en el Señor es mucho más que recibir dones cuantificables.
Lo mejor de esta abundancia de la que habla el profeta es que nuestros ojos verán al «Maestro».
Él no se esconderá, sino que se mostrará para guiarnos por el sendero de la luz. Por eso nuestra oración hoy bien puede ser -cualquiera que sea nuestra situación-: «Maestro, ¿qué debo hacer?».
FELIZ DÍA A TODOS